Desde el pasado 20 de enero, día en que Joe Biden tomó posesión de su cargo como nuevo presidente de los Estados Unidos, ha usado su potestad ejecutiva para reversar una serie de políticas establecidas por el expresidente republicano Donald Trump, los cuales en su momento despertaron gran controversia. El presidente demócrata, Joe Biden, derogó una orden ejecutiva de la pasada administración, que prohibía a los ciudadanos transgénero hacer parte de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.
En presencia de la vicepresidenta Kamala Harris; el secretario de Defensa Lloyd Austin y el presidente del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, el actual jefe de la Casa Blanca firmó la ordenanza que “establece la política de que todos los estadounidenses que estén cualificados para servir en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos deberían poder servir”.
Además, “El presidente Biden cree que la identidad de género no debería vetar el servicio militar, y que la fortaleza de EE.UU. se halla en su diversidad”. Indicó el comunicado emitido por la Casa Blanca.
Esta nueva política de estado, lo que permite es que cualquier ciudadano de la comunidad transgénero que desee hacer parte de las filas del ejército, puede postularse para hacerlo, y además, al momento de integrarse a la institución puede acceder a la atención médica especial.
El texto agregó que “permitir a todos los estadounidenses cualificados servir a su país bajo un uniforme es mejor para las Fuerzas Armadas y para el país, porque una fuerza incluyente es una fuerza más efectiva”.
La posición del mandatario ha sido un acto bien recibido por la comunidad LGBTQ, quienes se dirigieron hacia el presidente Joe Biden para elogiar el cumplimiento de su compromiso de campaña para con esta población, víctima de la discriminación.
El propio mandatario celebró en su cuenta de Twitter.
“Es simple: Estados Unidos está más seguro cuando todos los que están calificados para servir pueden hacerlo abiertamente y con orgullo”, dijo el presidente Biden.
El ejército y los derechos de los trans, una política cambiante
Para la población transgénero, el pertenecer al ejercito de los Estados Unidos, ha sido un asunto de muchos cambios desde el 2016, cuando el expresidente Barack Obama diera vía libre para que estas personas pudieran servir en las fuerzas armadas, y con todos los beneficios médicos en caso de requerir la transición de género.
Pero con la llegada en 2017 de Donald Trump a la Casa Blanca, toda esta política incluyente no prosperó, y es detenido todo proceso de reclutamiento de las personas transgénero, respetando si, el puesto del personal que ya estaba prestando su servicio en la institución.
La medida que hizo efectiva el Departamento de Defensa el 23 de marzo de 2018 establecía que las personas con “un historial de disforia de género (…) quedan descalificadas del servicio militar excepto bajo circunstancias limitadas”.
Los argumentos presentados por el expresidente republicano Trump, para tomar esta decisión, se basaron o que los militares debían concentrarse en una “victoria decisiva y abrumadora”, en vez de preocuparse por “tremendos costos médicos y la interrupción” que implicaba tener personas transgéneras.
Entre tanto, el Departamento de Defensa de Estados Unidos reporta que aproximadamente 1,3 millones de soldados sirven en el ejército del país, pero no existen cifras oficiales sobre el número de miembros trans. El instituto Rand Corp., de investigación de políticas de EE.UU., estimó en 2016 que unos 2.450 miembros en servicio activo pertenecían a esta comunidad.
Un ejercito grande y poderoso sin prejuicios
La agrupación de derechos civiles de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales más grandes de Estados Unidos, Human Rights Campaign, se pronunció a través de su presidente Alphonso David en favor de la orden ejecutiva de Joe Biden diciendo que “el ejército más grande del mundo volverá a valorar la preparación sobre los prejuicios y las calificaciones sobre la discriminación”.
Sin embargo, expresó la preocupación que le genera el hecho de que, con la llegada de cada presidente de turno a la Casa Blanca, la política de incluir a las personas transgénero en el ejército sea una disposición cambiante en cada administración.
De hecho, la representante demócrata Jackie Speier expresó que “Debemos asegurarnos de que los futuros presidentes no retrocedan en nuestros valores de igualdad e inclusión”, anunció también su intención de agregar un apartado al proyecto de ley de política de defensa de este año para “asegurar una política permanente de no discriminación”.
Asi mismo, , el Secretario de Defensa Austin, ha dado instructivos al Pentágono y a la Seguridad Nacional para que se identifiquen y examinen de inmediato los registros, así como su “corrección”, de uniformados a los que se les haya denegado de forma involuntaria continuar sirviendo en las Fuerzas Armadas o que hayan sido dados de baja o apartados “sobre la base de la identidad de género o bajo circunstancias relacionadas con la identidad de género”.
Finalmente, se ha anunciado poner en marcha un estudio para analizar cómo ha gestionado el Pentágono recientes polémicas de abusos sexuales, y el primer Secretario de Defensa afroamericano habrá de hacer seguimiento al asunto del racismo en el Ejército, que volvió a salir a relucir con la revelación de que cerca de un 20% de los arrestados tras el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero, animado por grupos de supremacistas blancos y de la extrema derecha, tienen relaciones con el Ejército.
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