Las autoridades de salud de Estados Unidos llevan más de un año advirtiendo sobre la lucha contra el COVID-19, que hasta el momento ha acabado con la vida de más de 580,000 personas en el país, y ha dejado 32 millones de contagios reportados.
Pero a la par de la alarma por el auge del coronavirus, hay otra problemática de salud pública en el país: el aumento de los casos de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Así lo dieron a conocer los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades), tras presentar un reporte en el que aseguraron que las enfermedades de transmisión sexual se incrementaron y alcanzaron el máximo histórico.
El reporte con datos del 2019, el año más reciente de análisis, señala con preocupación que hubo más de 2 millones y medio de casos de clamidia, gonorrea y sífilis, con un aumento de cerca del 30% de esas condiciones entre el 2015 y 2019. Y datos preliminares del 2020, dejan ver que la tendencia al aumento sigue, a pesar de que pruebas y tratamientos se vieron suspendidos debido a la pandemia del COVID.
En su informe, los CDC señalaron con inquietud, que las minorías, al igual que hombres gay y bisexuales y jóvenes, están siendo los más afectados.
“En el caso de las personas afroamericanas o negras, era de 5 a 8 veces mayor que la de las personas blancas no hispanas (…) Para las personas hispanas o latinas fue 1-2 veces mayor que las personas blancas no hispanas”, detallaron los CDC. “Los hombres gays y bisexuales representan casi la mitad de todos los casos de sífilis primaria y secundaria de 2019. Y las tasas de gonorrea eran 42 veces superiores a las de los hombres heterosexuales en algunas áreas”.
Sobre los jóvenes entre 15 y 24 años, los CDC manifestaron que representan el 61% de los casos de clamidia y el 42% de los casos de gonorrea.
Los CDC manifestaron que lo más preocupante es que ciertas enfermedades, que estuvieron a punto de ser eliminadas del mapa de males, terminaron desbordandose.
“Hace menos de 20 años, las tasas de gonorrea en los EE.UU. estaban en mínimos históricos, la sífilis estaba cerca de su eliminación y los avances en el diagnóstico de clamidia facilitaron la detección de infecciones”, aseguró Raul Romaguera, director interino de la División de Prevención de las ETS. “Ese progreso se ha desmoronado desde entonces y nuestras defensas contra las ETS están bajas. Debemos priorizar y enfocar nuestros esfuerzos para recuperar este terreno perdido y controlar la propagación de las ETS”.
Romaguera agregó que es necesario tomar medidas de manera inmediata, pues si se espera a que se vaya la pandemia, podría ser demasiado tarde y las ETS podrían seguir creciendo de forma extrema.
“Estos nuevos datos deberían crear un sentido de urgencia y movilizar los recursos necesarios, de modo que los informes futuros puedan contar una historia diferente”, dijo el funcionario.
En su reporte, los CDC advirtieron que “las ETS pueden tener graves consecuencias para la salud. Las personas con estas infecciones no siempre experimentan síntomas de la enfermedad, pero, si no se tratan, algunas pueden aumentar el riesgo de infección por VIH o pueden causar dolor pélvico crónico, enfermedad inflamatoria pélvica, infertilidad, embarazos severos y complicaciones del recién nacido y muerte infantil”.
Jo Valentine, directora asociada de la Oficina de Equidad en Salud de la División de Prevención de las ETS de los CDC, destacó, a través de un comunicado que urge implementar planes de acción para disminuir la manera desproporcionada como las enfermedades sexuales afecta a minorías.
“Centrarse en las poblaciones más afectadas es fundamental para reducir las disparidades. Para reducir efectivamente estas disparidades, se deben abordar las condiciones sociales, culturales y económicas que dificultan que algunas poblaciones se mantengan saludables”, dijo la funcionaria. “Estos incluyen pobreza, viviendas inestables, uso de drogas, falta de seguro médico o de un proveedor médico regular y una alta carga de ETS en algunas comunidades”.