En lo que podría ser un giro radical en la batalla mundial contra la pandemia del coronavirus, algunos expertos médicos están empezando a cuestionar el uso reflexivo de los respiradores para tratar a la mayoría de los pacientes con COVID-19 cuyos niveles de oxígeno decaen. Los clínicos dicen que nueva evidencia indica que el enfoque actual puede ser todo lo contrario a lo que se necesita para ayudar a que la mayoría de los pacientes atraviesen lo peor de la enfermedad e inicien su camino hacia la recuperación.
Frecuentemente los pacientes de COVID-19 llegan a los hospitales con niveles de oxígeno increíblemente bajos en la sangre, números que sugieren que ya deberían estar muertos, razón por la cual los médicos se aligeran en conectarlos a respiradores que impulsan más oxígeno a sus pulmones y, con suerte, al resto de sus órganos internos. Sin embargo, ahora que la comunidad médica ha tenido unos meses de experiencia con pacientes que sufren de este nuevo virus, algunos médicos están comenzando a pensar que el COVID-19 afecta la capacidad del cuerpo para procesar oxígeno de manera muy distinta a otros tipos de enfermedades respiratorias más familiares.
Como resultado, el uso de ventiladores en realidad podría ser contraproducente para la mayoría de los pacientes del COVID-19 quienes podrían estar mejor con tan sólo una máscara de oxígeno o incluso un tubo de cánula nasal como los que a menudo se utilizan por pacientes de edad avanzada en el hogar.
Si tales enfoques simples y no invasivos resultan ser más eficaces en el tratamiento de la mayoría de los pacientes con COVID-19 y presentado bajos niveles de oxígeno en la sangre, esto significaría varias cosas. En primer lugar, pondría el suministro escaso de ventiladores de alta tecnología en el país a la disposición de los pacientes que más los necesitan.
También podría rendir intranscendente el esfuerzo frenético que están realizando las compañías médicas asociándose con los fabricantes de automóviles y otras industrias de producción en masa de todo el mundo para tratar de producir decenas de miles de nuevos ventiladores en una carrera contra el tiempo.
Desafortunadamente, es una carrera que parecen haber perdido, ya que la mayoría de las proyecciones indican que los nuevos ventiladores empezarán a llegar en semanas y meses a partir de ahora, con un gran número a finales de este año. Este cronograma de entrega contrasta con los modelos de pronóstico médico que estiman que el brote del virus en Estados Unidos ya está “alcanzando su punto máximo” en ciudades principales este mes, y se espera que esos picos continúen durante los primeros 10 días entrando en mayo antes de empezar a bajar la tendencia.