Miércoles de Ceniza 2024: ¿Qué significado tiene esta fecha?

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Este miércoles 14 de febrero de 2024, Miércoles de “Ceniza”, una fecha de tradición católica que invita a todos los miembros de su iglesia a prepararse para vivir la pasión, crucifixión y muerte de Jesús en la Semana Santa o Semana Mayor.

En este día muchos de los feligreses madrugan y se acercan a los templos para recibir de los sacerdotes la imposición de una cruz en sus frentes, a la vez que escuchan decir: “Polvo eres y al polvo volverás; arrepiéntete de tus pecados y conviértete al evangelio”

Una práctica religiosa antiquísima venida del judaísmo, pero ¿sabes en verdad su significado?

¿Qué significado tiene esta fecha?

Primero determinemos de donde proviene la palabra ceniza. Ceniza viene del latín “cinis”, que representa el producto de la combustión de un elemento material por el fuego.

En el Libro de Génesis de la Biblia la ceniza es considerada un signo de humildad, representando el origen y el fin del ser humano: “Dios formó al hombre con polvo de la tierra” (Gn 2,7); “hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho” (Gn 3,19).

Ahora bien, si las cenizas son lo ultimo que queda de una quema y estas vuelven a la tierra donde se confunden y se esfuman, así mismo sucede con el cuerpo humano. La parte física, lo tangible se consume por la vida misma, y después de la muerte todo acaba por la descomposición de la carne que se convierte en polvo que se confunde con la tierra del sepulcro. El alma es la que perdura, y su esencia es la que requiere ser limpia y transparente ante los ojos de Dios que ve a todos sus hijos con amor sin importar quien fue en el espacio terrenal.

Esto nos lleva a cuestionarnos sobre la importancia del ser humano como persona, y no como un ser preciado por sus bienes.

De hecho, CNN, y citando a Aci Prensa, las cenizas, son aquello que se desvanece, como señal de una vida terrenal caracterizada por la “inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte”. Son un recordatorio para que los católicos adquieran “una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia”.

Así, cuando un cristiano recibe la cruz en su frente, se está comprometiendo a que, por los próximos 40 días, “La Cuaresma”, va a entrar en un estado de reflexión, de arrepentimiento y de penitencia para enmendar todos los actos reprobados por la ley de Dios.

Al igual que hizo Jesús en el desierto preparándose para lo que le sobrevenía por ser el predicador de la obra de su padre, y antes de que le llegara la muerte, cada católico debe emular estos mismos días de autoconocimiento y evaluación sobre sus conductas y obras para determinar cambios y que la muerte no los sorprenda en pecado y sin haber hecho algo valorado en su sociedad.

Esa superación personal solo se logra purificando el alma y el cuerpo, y son el ayuno, la abstinencia y la oración los que logran este objetivo.

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