La Antártida dejó de ser este lunes el único continente de la Tierra sin casos de coronavirus, ya que el Ejército de Chile comunicó oficialmente que decenas de los militares que residen en la Base Antártica Bernardo O’Higgins Riquelme (BAE) han dado positivo en las últimas pruebas.
A través de un comunicado, según informa el diario chileno La Tercera, el Ejército chileno confirmó que “36 hombres resultaron ser positivos para Covid–19, de los cuales 26 corresponden a efectivos del Ejército y 10 son civiles de una empresa contratista que se encontraba realizando trabajos de mantenimiento programados en la base antártica”.
En tanto, desde la institución militar agregaron que todos los afectados por el COVID-19 “se encuentran debidamente aislados y constantemente monitoreados con el apoyo de la Autoridad Sanitaria de la Región de Magallanes y Antártica Chilena, logrando hasta el momento contar con un diagnóstico favorable y sin ningún tipo de complicación asociado al Covid-19 por parte de nuestro personal”.
Las advertencias previas no fueron suficientes para detener los contagios en la Antártida chilena
El diario La Prensa Austral había adelantado la semana pasada que ya se habían detectado los primeros contagios en el continente blanco. Luego, y ratificando la información del citado medio, la Armada informó que a bordo del buque Sargento Aldea -proveniente de la Antártida- se habían reportado tres casos positivos en su tripulación y dos efectivos del Ejército que fueron desembarcados en Punta Arenas.
Ante este brote de casos en el ejército chileno, las autoridades dispusieron el relevo el relevo inmediato de la dotación 2020 de la BAE y el inmediato traslado de la que permanecerá durante 2021, que había completado su periodo de cuarentena preventiva de 14 días, según La Prensa Austral.
Cuán peligroso puede ser el COVID-19 en la Antártida
Hanne Nielsen, de la Universidad de Tasmania, es parte de un proyecto que examina el impacto del coronavirus en la Antártida y aseguró que la presencia del virus en el continente blanco tendría severas implicaciones en la población de la región.
“La detección de casos de COVID-19 en la Antártida tendrá un impacto en una variedad de áreas, desde la planificación y logística de la actividad humana en el continente hasta la toma de decisiones de alto nivel en casa”, opinó Nielsen, según consigna ABC News de Australia.
“La presencia de COVID-19 en la Antártida también tiene implicaciones para la vida silvestre local, con la amenaza de que los humanos transmitan el virus a otras especies”, agregó Nielsen.
En contrapunto, el médico veterinario del Laboratorio de Parásitos y Enfermedades de Faunas Silvestres, Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Concepción, Daniel González, dialogó con el diario chileno La Prensa Austral y opinó que la fauna de la Antártida no se vería afectada por el virus.
“Hay unos receptores que tienen los animales para ciertos tipos de virus y en general los receptores para los virus del Covid son muy pocos frecuentes en pingüinos. Pueden ser un poco más frecuentes en ballenas, y hay unos paper que van analizando estos vectores. Es bien poco probable que el virus pase a los pingüinos que son los animales más comunes y abundantes allá”, analizó González en diálogo con el mencionado periódico.
En este sentido, el experto agregó: “Aparte de ello hay una condición epidemiológica que hace que estos animales no estén tan expuestos a los turistas e investigadores porque tendría poco menos que tomar el pingüino y toserle en la cara para que se pueda transmitir el virus. Como los receptores no están, lo más probable es que no los capturen”.
Piden la investigación oficial para determinar cómo se dio la transmisión del virus
Consultada por la versión australiana de ABC News, la profesora de estudios estratégicos de la Universidad de Deakin, Elizabeth Buchanan, dijo que aguarda que los legisladores chilenos evalúen protocolos para averiguar cómo ocurrió la transmisión, “dada la gran cantidad de planificación que se involucró para probar y despejar al personal naval y militar antes de su tránsito a principios de diciembre”.
“Por supuesto, la huella militar aquí ha introducido COVID-19 en la Antártida, pero también ha permitido la rápida evacuación de los expedicionarios infectados”, dijo la Dra. Buchanan en una entrevista para el citado medio.
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