Oficialmente comenzaron las novenas. Desde los más pequeños hasta los adultos, dieron la bienvenida a la Navidad con la tradicional Novena de Aguinaldos para el 2024, en donde las familias y amigos se reúnen desde el día 16 al 24 de diciembre, para rezar la novena, la cual contiene cantos, oraciones y rezos durante estos nueve días frente al pesebre o natividad.
La Novena de Aguinaldos tiene un orden y elementos que son obligatorios y que se repiten sin importar el entorno, durante nueve días y aquí te dejamos una guía completa. Además, de las oraciones, también se comparten preparaciones como la natilla, buñuelos, arroz con leche, galletas y vino.
1. Peregrinación.
2. Oración para todos los días.
3. Oración del día.
4. Oración a la Virgen María.
5. Oración a San José.
6. Gozos
7. Oración al Niño Jesús
8. Villancicos.
Novena de Aguinaldos 2024: Oraciones y gozos para el día 9
Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que le diste en vuestro hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.
En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicando por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente.
Gloria al Padre (tres veces)
“Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén”.
Novena día de la Novena
La noche ha cerrado del todo en las campíñas de Belén. Desechados por los hombres, y viéndose sin abrigo, María y José han salido de la inhospitalaria población y se han refugiado en una gruta que se encontraba al pie de la colina. Seguía a la reina de los ángeles el jumento que le había servido de humilde cabalgadura durante el viaje, y en aquélla cueva hallaron un manso buey, dejado allí probablemente por alguno de los caminantes que habían ido a buscar hospedaje en la cuidad.
El Divino Niño, desconocido por sus criaturas racionales, va a tener que acudir a loas irracionales para que calienten con su tibio aliento la atmósfera helada de esa noche de invierno, y le manifiesten con esto y con su humilde actitud el respeto y la adoración que le había negado Belén., La rojiza linterna que José tiene en la mano ilumina tenuemente ese pobrísimo recinto, ese pesebre lleno de paja que es figura profética de las maravillas del altar, y de la íntima y prodigiosa unión eucarística que Jesús ha de contraer con los hombres. María está en oración en medio de la gruta, y así van pasando silenciosamente las horas de esa noche llena de misterio.
Pero ha llegado la medianoche, y de repente vemos dentro de ese pesebre, poco antes vacío, al divino Niño esperado, vaticinado, deseado durante cuatro mil años con inefable anhelo. A sus pies se postra su Santísima Madre, en los transportes de una adoración de la cual nada puede dar idea. José también se acerca y le rinde el homenaje con que inaugura su misterioso e imponderable oficio de padre adoptivo del Redentor de los hombres. La multitud de ángeles que desciende de los cielos a contemplar esa maravilla sin par , dejan estallar su alegría y hacen vibrar en los aires las armonías de ese Gloria in Excelsis que es el eco de la adoración que se produce en torno del Altísimo, hecha perceptible por un instante a los oídos de la pobre Tierra . Convocados por ellos, vienen en tropel los pastores de la comarca a adorar al recién nacido y presentarle sus humildes ofrendas. Ya brilla en oriente la misteriosa estrella de Jacob, y ya se pone en marcha hacia Belén la caravana espléndida de los Reyes Magos, que dentro de pocos días vendrán a depositar a los pies del Divino Niño el oro, el incienso, y la mirra, que son símbolos de la caridad, la adoración y la mortificación.
¡Oh adorado Niño! Nosotros también, los que hemos hecho esta novena para prepararnos al día de vuestra Navidad, queremos ofreceros nuestra pobre adoración. ¡No la rechacéis! ¡Ven a nuestras almas, venid a nuestros corazones llenos de amor! Encended en ellos la devoción a vuestra santa infancia, no intermitente y sólo circunscrita al tiempo de vuestra Navidad, sino siempre y en todos los tiempos; devoción que fielmente practicada y celosamente propagada, nos conduzca a la vida eterna, librándonos del pecado y sembrando nosotros todas las virtudes cristianas.
Oración a la Virgen
Soberana María que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.
Ave María (tres veces)
“Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
Oración a San José
¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervoroso deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.
Se reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria a Dios
“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén”.
“Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
“Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén”.
Cantos
Hay dos cantos que son los más comunes y se hacen al inicio y entre cada gozo. Se puede cantar cualquiera, pero lo más recomendable es alternar cada canto.
Canto 1: ‘Ven, ven, ven’: Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús, ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven, ven, ven…
Canto 2: ‘Dulce Jesús mío’: Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto. ¡Ven, no tardes tanto!
Gozos
Después de leer cada gozo se entona un canto, los cuales los asistentes pueden escoger entre los dos cantos, mencionados arriba.
1. Dulce Jesús mío, mi niño adorado
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven, no tardes tanto!
2. ¡Oh, Sapiencia suma del Dios soberano,
que a infantil alcance te rebajas sacro!
¡Oh, Divino Niño, ven para enseñarnos
la prudencia que hace verdaderos sabios!
Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.
3. ¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando,
de Israel al pueblo diste los mandatos!
¡Ah, ven prontamente para rescatarnos,
y que un niño débil muestre fuerte el brazo!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto. ¡Ven, no tardes tanto!
4. ¡Oh, raíz sagrada de Jesé que en lo alto
presentas al orbe tu fragante nardo!
Dulcísimo Niño que has sido llamado
lirio de los valles, bella flor del campo.
Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.
5. ¡Llave de David que abre al desterrado
las cerradas puertas de regio palacio!
¡Sácanos, Oh Niño, con tu blanca mano,
de la cárcel triste que labró el pecado!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto. ¡Ven, no tardes tanto!
6. ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas tu esplendor veamos!
Niño tan precioso, dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de tus dulces labios.
Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.
7. ¡Espejo sin mancha, santo de los santos,
sin igual imagen del Dios soberano!
¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado!,
y en forma de niño, da al mísero amparo!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto. ¡Ven, no tardes tanto!
8. ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo Pastor del rebaño!
¡Niño que apacientas con suave cayado,
ya la oveja arisca, ya el cordero manso!
Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.
9. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto
bienhechor rocío como riego santo!
¡Ven hermoso Niño, ven Dios humanado!
¡Luce, Dios estrella!, ¡brota, flor del campo!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto. ¡Ven, no tardes tanto!
10. ¡Ven, que ya María previene sus brazos,
do su niño vean, en tiempo cercanos!
¡Ven, que ya José, con anhelo sacro,
se dispone a hacerse de tu amor sagrario!
Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.
11. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo,
consuelo del triste, luz del desterrado!
¡Vida de mi vida, mi dueño adorado,
mi constante amigo, mi divino hermano!
Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto. ¡Ven, no tardes tanto!
12. ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados!
¡Bese ya tus plantas! ¡Bese ya tus manos!
¡Prosternado en tierra, te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases, te dice mi llanto!
Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.
13. ¡Ven Salvador nuestro por quien suspiramos
Ven a nuestras almas, Ven, no tardes tanto!
Oración al Niño Jesús
Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no que dará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.
Villancicos para las novenas
¿Cuándo se empieza a rezar la novena de Navidad?
La novena de Navidad comienza a rezarse desde el día 16 de diciembre hasta el 24 del mismo mes.
¿Cuándo terminan las novenas de navidad?
Las novenas de Navidad terminan el día 24 de diciembre en la noche, cuando se reza el noveno día previo a la conmemoración del Nacimiento del Niño Jesús, el cual se da a la media noche amaneciendo el 25 de diciembre.
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