El técnico argentino no sabía cómo era derrotar al Barcelona en liga, desde que asumió como timonel colchonero. Pero al final terminó ese maleficio después de que su cuadro controló el partido y pudo aprovechar los errores culés para ganar 1-0 en el Wanda Metropolitano y así extendió su racha invicta a 24 partidos, la cuarta mejor en la historia del fútbol español detrás de Real Madrid 1988/89 (31), Real Sociedad de 1979/80 (38) y el Barcelona del 2017/18 (43).
En el contexto del partido, Atleti ejecutó de manera impecable su estrategia en la que quiso limitar la claridad de juego en el centro y que Messi se frustrara rápido. Fueron exitosos en ese aspecto porque era la proyección del Ousmane Dembélé por la banda derecha. El francés comenzó bien el partido, pero se desvaneció con el pasar del partido.
Pedri jugó demasiado com extremo y no hubo variación en el ataque culé. Con el pasar de los minutos, el Atleti estaba cómodo esperando ya que Messi no tuvo socio, Griezmann no recibiá el balón, lo centros de Dembélé no llegaban.
Además el equipo quedó muy mal después de la lesión de Gerard Piqué. Y si uno ve, la lesión fue por causa de Jordi Alba estar fue de posición y hacer todo lo que se pudiera para recuperarse.
¿Mi Buenos Aires querido?
Desde mediados de semana, Leo Messi estaba fastidiado con lo que ocurría en Barcelona. Tenía cara de que se quería dar vuelta y regresar a Argentina. Este mismo Barcelona ha mostrado momentos en el cual parecía estar a punto de plasmar la idea de Koeman, pero se encontraron con Atleti que mentalmente era más fuerte, pero también ha evolucionado sabiendo que puede salir y atacar.
Este Barcelona sufre y en esta fecha enfrentó a un equipo que sabe y está dispuesto a sufrir. También el Barcelona vio a un equipo en la cancha que puede atacar, pero no le importa defender. Este era un Atleti diferente por el lado positivo enfrentando a un Barça diferente por el negativo.
Diciendo todo esto, Messi fue lo mejor del partido para el Barcelona dentro de lo que era consistente. El argentino fue el que más oportunidades creó para un equipo culé que no llegaba a molestar de manera suficiente a Jan Oblak. Cuando se salía del medio, Messi pudo encontrar a Clement Lenglet y Antoine Griezmann. Fuera de eso, el Barcelona no hizo mucho. Pero también no ha tenido mucho con qué hacer una diferencia y por eso se encuentra a mitad de tabla.
Un Atleti diferente
Este equipo ahora no es solamente un equipo que juega con el cuchillo entre los dientes. A la vez, fueron inteligentes. El Atleti pudo ver en un momento clave, ellos vieron que el Barcelona se adelantaba demasiado y si ellos pudieran conectar pases y crear oportunidades en transición.
Eso lo hicieron en el tiempo de reposición en la primera mitad. El no poder recuperar el balón llega a Ángel Correa que encuentra a Yannick Ferreira-Carrasco. El belga estaba solo y era él contra Marc-André ter Stegen quien salió de su área de una manera terriblemente desprolija. Ferreira-Carrasco, con tranquilidad, lo superó y pudo anotar frente a un arco vacío.
Este golpe no fue un nocaut, pero fue una caída del cual el Barça no se puedo recuperar. Hubo otros instantes que el Barça se vio vulnerable y si no fuera por un remate de Correa en el travesaño y un par de atajadas de ter Stegen, este partido hubiese sido una goleada. A la misma vez, la goleada no era necesaria.
Ellos estaban en control y los catalanes no pudieron reaccionar. Ya esa frase se comienza a volver repetitiva para un Barça que sigue en caída.
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