Thomas Raynard James, un hombre oriundo de Florida, fue puesto en libertad tras pasar en la cárcel más de treinta años por un crimen que no cometió.
El caso parece sacado de una película. En el mes de enero de 1990, Thomas Raynard James fue vinculado al asesinato de un veterano de la guerra de Vietnam, Frances McKinnon. A la víctima le dispararon mientras estaba junto a sus hijos y esposa en su residencia de Coconut Grove, Florida.
Por tratarse del crimen de un veterano de guerra, el caso fue muy renombrado. La policía no disponía de una descripción física precisa de los dos asaltantes que habían rematado al exsoldado en ocasión de robo. Sí había dos nombres en el expediente: Vincent Williams, alias Dog, y Thomas James.
Thomas Raynard James, cuyo nombre resulta similar al de uno de los criminales que participó del crimen del veterano, había sido detenido por un delito menor. Por entones tenía 23 años. La policía lo incluyó en una ronda de reconocimiento. En esa instancia fue señalado por una de las hijastras del veterano, una testigo directo del asesinato del hombre.
Un inocente detenido
Thomas Raynard James siempre aseguró que era inocente. Desde el año 1990, cuando ingresó a un presidio del estado de Florida. Sin embargo, nadie creyó en su palabra. Ni siquiera las organizaciones que se dedican a atender esta clase de injusticias pudo hacer algo para ayudarlo. Al no existir una prueba de ADN, era su palabra contra la de la mujer que lo había sindicado como autor del crimen.
Raynard James apeló en varias oportunidades. Nunca tuvo éxito. Pero esos reclamos le sirvieron para algo. Su historia llegó a oídos del periodista Tristram Korten, un experimentado cronista de investigaciones de la revista GQ.
Korten comenzó a investigar el caso. Dio con el otro Thomas James, quien se encontraba detenido por otro delito cometido. James le aseguró que él tampoco había participado del crimen del veterano, pero le dijo que conocía a los implicados y que Thomas Raynard James no era uno de ellos. Ese testimonio fue el puntapié para llegar a la verdad.
La ayuda de la abogada Natlie Figgers
El artículo publicado en la revista GQ inspiró a la abogada Natlie Figgers, quien decidió tomar el caso de James. Corrían los primeros meses del 2021 cuando la letrada logró un avance clave: la hijastra del veterano revisó su declaración, confirmó que, en 1990, no había declarado del todo convencida.
Es decir, la única prueba que incriminaba a Thomas Raynard James se desvanecía. El fiscal aceptó reabrir el expediente. Una nueva revisión modificó el fallo: James fue declarado inocente.
El exconvicto ingresó a prisió cuando tenía 23 años. Salió a los 55. Afuera lo esperaba su madre, quien ahora está en silla de ruedas. Ella nunca dudó de su inocencia.
Uno de los periodistas que aguardaba junto a su madre le preguntó a James qué creía que le deparaba su vida. La respuesta del hombre fue contundente: “Me espera el mundo”.
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