Por estas horas reina un clima de profunda conmoción en la ciudad de Iquitos, Perú, por el brutal asesinato del empresario argentino Sergio Fontanellas, quien el último lunes fue atacado cuando se encontraba viendo el encuentro entre el seleccionado peruano y Australia por el repechaje para clasificar al Mundial Qatar 2022.
Fontanellas, de 59 años, fue asesinado en un bar ubicado en la calle Samanez Ocampo de la citada ciudad peruana. Herido de bala, fue trasladado al hospital, donde finalmente murió, según el reporte del diario El Comercio.
Por el crimen hay dos detenidos, agrega el mismo medio de comunicación.
Según la radio peruana Onda Mix, hace un tiempo que tenía problemas con su socio, y estaba en disputa legal por algunos predios y embarcaciones fluviales.
Una cámara de seguridad registró el salvaje ataque contra Fontanellas; los dos detenidos por el crimen se negaron a declarar
Mientras continúa la investigación para determinar la causa del asesinato de Fontanellas por parte de dos sicarios, en las últimas horas se conocieron imágenes captadas por una cámara de seguridad apostada al sur del bar donde se encontraba la víctima, las cuales muestran el momento exacto en el que los asesinos, a bordo de una motocicleta, detienen su marcha en la puerta del comercio y uno de ellos dispara en reiteradas oportunidades.
El video en cuestión permite observar que, antes del ataque, Fontanellas llegó en una camioneta, la estacionó y caminó hasta el local. Antes de entrar, miró hacia ambos costados y se quedó conversando con una persona.
Pocos minutos después apareció la moto en la que iban dos hombres encapuchados. El acompañante fue quien empuñó un arma y desde la vereda –donde se había detenido la motocicleta en la que se trasladaban– disparó hacia Fontanellas, que estaba en el interior del bar.
La moto giró y, en segundos, atacaron nuevamente al empresario. Después, los sicarios huyeron por la vereda, girando en la esquina del bar. Mientras tanto, los testigos del crimen que se encontraban dentro del bar intentaron ayudar a Fontanellas, pero las heridas fueron letales.
Minutos después de perpetuar el ataque, la policía capturó a los asesinos, ambos de nacionalidad colombiana, pero al ser trasladados a la dependencia policial se negaron a declarar.
El abogado de la víctima, Josué Chávez Cotrina, contó que estuvo con él solo minutos antes del homicidio. Relató a radio FM Sol de Río Tercero, Córdoba, que tuvieron una audiencia judicial a las 2:30 p.m. del lunes en su despacho, y alrededor de las 3:30 p.m., se retiró.
“Se fue a un lugar al que le gusta frecuentar, al restaurante en la calle Samanez Ocampo, se fue solo, manejando su vehículo, entró al restaurante donde suele almorzar y tomar sus cervezas. En ese momento cuando estaba sentado apareció una moto con dos personas, la persona que iba atrás hizo dos disparos, lamentablemente certeros que acabaron con la vida de nuestro amigo. Eso fue lo que pasó”, contó el jurista.
Acto seguido, se refirió a las amenazas que había recibido su cliente el pasado sábado. “Había tres personas que pretendían matarlo; él creía que se trataba de una extorsión porque le pedían 40 mil soles, pero minimizó la posibilidad de que el hecho se materializara”, indicó.
Fontanellas vivía en Perú desde 1988, y había sido condenado por una presunta recepción de coimas por parte de funcionarios del gobierno de Alberto Fujimori
Fontanellas se radicó en Perú en 1988, y rápidamente estrechó vínculos con el círculo del expresidente peruano Alberto Fujimori. Tal es así que, según reporta el diario El Comercio, el empresario nacido en Río Tercero, provincia de Córdoba, había sido condenado y se procedió a la incautación de todos sus bienes por una causa en la que se lo acusaba de haber recibido unos 4 millones de dólares de Vladimiro Ilich Lenin Montesinos, exjefe de Inteligencia de Alberto Fujimori, entre 1998 y 2006.
En la Argentina, por su parte, fue procesado en 2013 por supuesto lavado de dinero por la jueza federal María Servini de Cubría, quien ordenó el embargo de sus bienes, informa El Comercio.
En la causa se planteó que el cordobés, con la complicidad de algunos familiares, había creado cinco sociedades comerciales con el mismo domicilio fiscal.
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