El equipo de la vicepresidenta Kamala Harris está tratando de revertir una regla que impuso el equipo del presidente Joe Biden, que se cerrarán los micrófonos durante el debate. La restricción era parte de un intento de evitar que se repitieran las constantes interrupciones de Trump en sus debates en 2020, lo que llevó a Biden a advertir en un momento: “¿Te callarás, hombre?”.
Los medios reportan que la campaña de Harris espera darle a Trump la oportunidad de sabotearse a sí mismo con una interrupción insultante o su personalidad autoritaria.
Mientras que el equipo de Trump quiere que los micrófonos se cierren, el candidato republicano dijo el lunes que estaría muy feliz de perder el botón de silenciar su micrófono.
Sin duda este debate va a definir la narrativa para el resto de la campaña de ambos. En especialmente clave para Trump, quien ha luchado por adaptarse a su nuevo rival desde que se retiró Biden, a quien los republicanos confiaban en vencer en noviembre. El próximo debate puede ser su mejor oportunidad para frenar el impulso de Harris que surge de su convención en Chicago, especialmente porque él y su campaña creen que ella no está preparada para la presión de responder a preguntas políticas y seguimientos de un oponente tan fuerte como Trump.
“Trump necesita debatir. Harris necesita debatir”, dijo el analista político de CNN Scott Jennings, un republicano. “Ambos tienen algo que demostrar”.
Lo cierto es que un micrófono abierto pondría a prueba la autodisciplina del candidato republicano en un debate con Harris.
Cabe recordar que en 2016, el expresidente interrumpió repetidas veces a la candidata demócrata Hillary Clinton. Si bien en ese momento no lo hizo ver bien al candidato republicano, aun así Trump ganó las elecciones.
El debate entre Harris y Trump es el próximo 10 de septiembre.