¿Cuándo se convirtió Halloween en la fiesta más peligrosa de Estados Unidos?

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La fiesta de Halloween, que tradicionalmente se celebra cada año en la noche del 31 de octubre, es una celebración divertida para niños y adultos que con el goce de un disfraz y con la canción de “truco o trato”, salen a las calles para derrochar alegría y diversión, pero también para hacerse a un gran botín de dulces y golosinas.

A pesar de que la fiesta es todo un carnaval, mucho es el cuidado que hay que tener a la hora de salir con nuestros niños a las calles. Tener precaución y confianza de en donde vamos a recolectar los dulces, garantiza que la noche de brujas, no sea de lamentar, y que se convierta en una noche de tragedia.

¿Desde cuándo la Noche de brujas se convirtió en una noche de miedo?

No es el miedo a los vampiros, brujas, fantasmas, ni a las máscaras espeluznantes que hay que temerles. Hay que cuidarse de los malvados, que, en la noche del 31 de octubre, están prestos a ocasionar daño a los niños y adultos que disfrutan de la algarabía de la festividad.

Desde la década de los setenta, sobre la fiesta de Halloween comenzó a tejerse una sombra oscura de maldad, cuando los medios, los departamentos de policía y los políticos comenzaron a contar un nuevo tipo de historia de terror de Halloween: sobre dulces envenenados.

Un artículo de opinión en octubre 28 de 1970, en The New York Times sugirió la posibilidad de que extraños usen la tradición de “truco o trato” de Halloween para envenenar a los niños.

El editorial menciona dos incidentes no confirmados en el estado de Nueva York y ofrece una serie de preguntas retóricas aterradoras. La autora, Judy Klemesrud, se preguntó, por ejemplo, si esa “manzana roja regordeta” de la “amable anciana de la cuadra … puede tener una cuchilla de afeitar oculta dentro”, señalando que algunos lectores aceptaron sus preguntas como un hecho definitivo, así lo informó el portal Wausau Pilot and Review.

Los crímenes trágicos, que dieron credibilidad a “los dulces envenenados”

La primera historia fue la de un niño de cinco años que vivió en Detroit, y de quien en un comienzo se creyó había muerto por consumir dulces envenenados, recolectados en Halloween, pero que al final resultó ser una muerte por exposición a la heroína. Así lo determino su autopsia.

De hecho, a mediados de noviembre de 1970, los informes de los periódicos mostraron que el niño había encontrado la heroína en la casa de su tío, no en su bolsa de dulces de Halloween, como había sido dicho por los investigadores al principio.

La historia del “asesino de los dulces” de Houston:

Esta historia, tiene que ver con la codicia de un padre, Ronald Clark O ‘Bryan, quien inyectó cianuro a los dulces que repartiría en su casa en la noche de Halloween, cuando sus hijos y amigos se encontraran departiendo en la festividad, de acuerdo con Oxygen.

El objetivo de este perverso padre era que sus hijos murieran para cobrar un seguro de vida que previamente había adquirido, por una cuantía de 10 mil dólares, los cuales aumentó a 30 mil dólares, antes de que llegara la noche de las brujas.

El contrato decía que, en caso de muerte accidental o violenta de alguno de sus hijos, él recibiría el dinero, informó con Oxygen.

Ronald Clark O ‘Bryan, armó su coartada, diciendo que Timothy y su hermana habían ido a una casa de aspecto terrorífico, que estaba a oscuras, para pedir los dulces del truco o trato, y que un hombre les había dado un tubo de dulce en polvo, el cual habían consumido después de la cena. Dice que más tarde Timothy se sintió mal, y fue llevado a sala de emergencias, pero fue reportado como fallecido por el personal médico, a raíz de un paro cardiorrespiratorio.

El hombre declaró que junto con ellos estaban otros padres de familia, entre ellos Jim Bates y su hijo, pero que ellos se habían retirado de la casa al ver que no les abrían la puerta, pero que Timothy, fue tan insistente que el hombre salió para obsequiarle la golosina.

Tras una exhaustiva investigación policial, toda esta versión se derrumbó y lo que encontraron fue que Clark había envenenado a su hijo con palitos Pixy Stix, impregnados de cianuro, el cual había comprado días antes en una empresa de productos químicos de la ciudad de Houston.

¿Por qué un oftalmólogo querría comprar cianuro?, se preguntaban las autoridades, al igual que un juez que, al final de un juicio, lo sentenció a morir ejecutado en la silla eléctrica al encontrarlo culpable de asesinato capital y cuatro intentos de homicidio.

El 31 de marzo de 1984 finalmente Clark, quien siempre sostuvo que era inocente, fue ejecutado, no en la silla eléctrica la cual ya se había dictaminado que era un castigo cruel, sino con una inyección letal, según Reporte Indigo.

De acuerdo con CNN, La historia del “asesino de los dulces” de Houston hizo metástasis rápidamente. Aunque no tenía evidencia, la revista Newsweek afirmó en un artículo de 1975 que “en los últimos años, varios niños han muerto y cientos han escapado por poco de las heridas causadas por cuchillas de afeitar, agujas de coser y fragmentos de vidrio colocados por adultos en sus golosinas”.

Es de señalar, que, según CNN, el folklorista Jan Harold Brundvand en su libro “El autoestopista desaparecido”, argumenta que, si bien las leyendas urbanas pueden estar basadas en incidentes reales, a menudo llegan a representar los temores del mundo real.

Dice el escritor que, para el caso de los dulces envenenados, su investigación sobre los cuentos de terror que se desataron en los años setenta, pudieron haber sido impulsados por la multitud de problemas que afrontaba para esa época los estados Unidos.

Finalmente, indicó que para los años 1970 a 1975 fueron tiempos que estuvieron marcados por la agitación cultural, tanto doméstica como geopolítica.

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