Filadelfia se disculpa por experimentos en presos afroamericanos

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Desde la ciudad de Filadelfia, en Estados Unidos, su alcalde Jim Kenney, pidió disculpas a la comunidad negra por haber realizado principalmente en los reclusos de la cárcel de Holmesburg experimentos médicos poco éticos, entre los años de 1950 y 1970.

Esta excusa formal, se da luego de que familiares de algunos presos afectados y activistas de la comunidad afroamericana presionaran al estado a pronunciarse acerca del hecho, solicitando perdón por el abuso y vulneración de los derechos de los negros recluidos en esta institución.

De acuerdo con Finanzas, la disculpa también se suma a las ofrecidas por varias ciudades respecto a las políticas históricamente racistas o acciones indebidas, luego de que estallaran las protestas contra el racismo en todo el país por la muerte de George Floyd a manos de un policía de Minneapolis.

“Sin excusa, formal y oficialmente extendemos una sincera disculpa a quienes fueron objeto de este inhumano y horrible abuso. También lamentamos que haya tardado demasiado en escuchar estas palabras”, escribió el alcalde de Filadelfia, Jim Kenney, en un comunicado.

“Aunque esto ocurrió hace muchas décadas, sabemos que el impacto histórico y el trauma de esta práctica de racismo médico se ha extendido durante generaciones, hasta el día de hoy”, dijo el alcalde de Filadelfia, Jim Kenney, en la declaración que acompañaba a la disculpa, el pasado jueves 6 de octubre. 

Reconociendo la profunda desconfianza que experimentos como este han creado en nuestras comunidades de color, prometemos continuar luchando contra las desigualdades y disparidades que continúan hasta el día de hoy”, escribió Kenney en su disculpa.

En el comunicado se lee:

Si bien esto sucedió hace muchas décadas, sabemos que el impacto histórico y el trauma de esta práctica de racismo médico se ha extendido por generaciones, hasta el día de hoy. Una de las prioridades de nuestra Administración es rectificar errores históricos mientras trabajamos para construir un futuro más equitativo, y para hacer eso, debemos tener en cuenta las atrocidades del pasado. Es por eso que nuestra Administración hoy, en nombre de la Ciudad de Filadelfia, aborda este momento vergonzoso en la historia de Holmesburg.

“Sin excusa, formal y oficialmente extendemos una sincera disculpa a quienes fueron objeto de este inhumano y horrible abuso. También lamentamos haber tardado demasiado en escuchar estas palabras. Para las familias y seres queridos de todas las generaciones que se han visto afectados por este capítulo deplorable en la historia de nuestra ciudad, esperamos que esta disculpa formal les brinde al menos una pequeña medida de cierre. Reconociendo la profunda desconfianza que experimentos como este han creado en nuestras comunidades de color, prometemos continuar luchando contra las desigualdades y disparidades que continúan hasta el día de hoy”.

¿Cuál fue el proceso de experimentación?

La ciudad de Filadelfia, autorizó entre los años 50 y 70, al doctor Albert Kligman, investigador de la Universidad de Pensilvania, para que realizara en cerca de 300 reos, una serie de pruebas experimentales dermatológicas, bioquímicas y farmacéuticas, en las que los expuso de manera deliberada a virus, hongos, y sustancias químicas como el amianto y la dioxina, componente del agente naranja, un herbicida usado por los militares de los Estados Unidos como arma química durante la guerra de Vietnam.

La mayoría de los experimentos que hizo Kligman, los llevó a cabo en prisioneros negros de la cárcel de Holmesburg, que esperaban el momento de su juicio, o que procuraban reunir dinero para pagar su fianza. La mayoría de estas personas, eran carentes de toda educación, según la ciudad eran analfabetos. El médico negó a sus sujetos de investigación “la autonomía y el consentimiento informado”. Un punto que la comunidad médica considera ahora como fundamentos para llevar a cabo una investigación ética”, dijo Allen M. Hornblum ex trabajador de la prisión.

Kligman, precursor del tratamiento con retinol para combatir el acné y las arrugas, falleció en 2010. Muchos de los exreclusos quedaron con cicatrices y problemas de salud de por vida debido a los experimentos. Un grupo de presos presentó una demanda contra la universidad y Kligman en 2000, la cual fue eventualmente desestimada debido a la prescripción de los delitos, según 20 Minutos.

Testigo del abuso

Allen Hornblum, extrabajador de la prisión y jefe de personal de la Oficina del Shérif de Filadelfia, escribió en 1998, “Acres of Skin”, un libro de investigación, en el que contó como mientras dirigía un programa de alfabetización de adultos, en los años setenta, observó como varios reclusos negros estaban envueltos en cinta adhesiva y con gasas médicas. Narra que lo que vio, lo llevó a investigar el porqué de la situación, encontrando que los reclusos vendados eran personas que habían estado sujetas a pruebas experimentales de piel, por parte del dermatólogo de Pennsylvania Albert Kligman, quien era precursor del tratamiento con Retín-A para combatir el acné y las arrugas.

Médicos y reclusos contratados por Kligman reclutaban a reos desesperados por dinero para que “vendieran un trozo de su piel”. Hornblum escribió que a cambio debían aplicarse diversas sustancias.

“Algunas se presentaban como jabón inocuo, tinte para el cabello y medicamentos para el pie de atleta. Ingirieran un surtido de ‘píldoras dietéticas’. Se inyectaran ‘vitaminas’ y participaran en lo que se describía como estudios académicos rudimentarios. La recompensa de un dólar al día significaba un viaje al economato. O bien dinero para enviar a casa, el pago de un anticipo para un abogado. En algunos casos, dinero para la fianza”.

“Acres of Skin”, se centra principalmente en los experimentos realizados por Kligman con la población reclusa, predominantemente negra. El título del libro es incluso una referencia a una cita directa de Kligman al ver los cientos de presos cuando entró por primera vez en la prisión de Holmesburg.

“Todo lo que vi ante mí fueron hectáreas de piel”, dijo Kligman. “Era como un agricultor que ve un campo fértil por primera vez”, añadió.

Tras su publicación en 1998, el libro de Hornblum cosechó elogios internacionales y se consideró ahora una obra fundacional de la ética médica. 

Además, según el portal El Sol Media News, y de acuerdo con periodista Allen M. Hornblum el doctor Kligman “compartimentó gran parte de sus operaciones”. Dejó a los reclusos, e incluso a algunos médicos y técnicos, en la oscuridad sobre los experimentos. Trabajó “con drogas de fase I, también con isótopos radiactivos, dioxina y agentes de guerra química”. Se cree que “muchas personas implicadas no conocían el alcance de los intereses comerciales de Kligman”. Es posible que pudieran estar trabajando junto a un peligroso experimento con dioxinas y no tener nunca conocimiento de ello.

Universidad de Pennsylvania también pidió perdón

En cuanto a la Universidad de Pensilvania, el establecimiento educativo emitió el año pasado una disculpa formal, e hizo el retiro del nombre de Kligman de algunas actividades honoríficas, de una serie cátedras y de conferencias, como la conferencia anual que llevaba su nombre. Además, destinó recursos a los docentes que adelantaban una investigación dermatológica teniendo en cuenta la diversidad racial y la equidad, informó Televisa.

Finalmente, es de señalar que, de toda esta experimentación, Kligman logró desarrollar la patente de dos grandes productos dermatológicos que se comercializan de manera muy popular hoy en día, y que dejan grandes regalías: Retín-A y Renova.

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