Un impactante hallazgo mantiene en vilo al mundo católico. Científicos dieron con un capítulo de la Biblia que se encontraba extraviado desde hacía 1500 años. Se cree que corresponde a un fragento del Evangelio de Mateo.
El uso de la luz ultravioleta fue clave para certificar que el manuscrito hallado se trataba de un capítulo de la Biblia. Se trata de un palimpsesto que estaba oculto detrás de dos capas de escritura, tal como informó la revista especializada en religión New Testament Studies, dependiente de la prestigiosa Universidad de Cambridge.
La página hallada contiene partes de los capítulos 11 y 12 del Evangelio según Mateo, uno de los discípulos de Jesús. El texto está escrito en siríaco antiguo.
El Evangelio según Mateo
Grigory Kessel fue uno de los medievalistas que encabezó la investigación y participó activamente del hallazgo: “La traducción del cristianismo siríaco conoce varias traducciones del Antiguo y Nuevo Testamento. Hasta hace poco solo se conocían dos manuscritos que contenían la traducción al siríaco antiguo de los evangelios”.
No fue precisado qué dicen los fragmentos hallados. La versión más difundida del Evangelio según Mateo está en griego. El primer versículo del capítulo 12 dice lo siguiente: “En aquel tiempo, Jesús pasó por los sembrados en sábado y sus discípulos, hambrientos, se pusieron a coger espigas y a comer”; en tanto, la traducción siríaca dice: “[…] empezaron a coger espigas, se las frotaban en las manos y se las comían”.
Se estima que la primera versión de este capítulo se escribió en el Siglo III DC. Años más tarde fue borrado por un escriba palestino. Borrar manuscritos era una práctica habitual para reutilizar el papel, que por entonces escaseaba. El capítulo se volvió a copiar en el Siglo VI.
La expectativa de los especialistas
Se cree que este mismo documento fue descubierto en 1953 por un grupo de investigadores que luego lo perdieron. En 2010, otro grupo de especialistas lo habría redescubierto. No fue sino hasta el 2020 cuando se realizó la primera digitalización. Hoy, tres años más tarde de aquella transcripción, se dio a conocer al mundo.
“Este descubrimiento demuestra cuán productiva e importante puede ser la interacción entre las tecnologías digitales moderas y la investigación básica cuando se trata de manuscritos medievales”, indicó Claudia Rapp, directora del Instituto de Investigación Medieval de la Academia de Ciencias de Austria.
En diálogo con el diario inglés Daily Mail, Garrick Allen, titular de estudio del Nuevo Testamento de la Universidad de Glasgow, consideró que el hallazgo expandirá el conocimiento acerca de las primeras traducciones de la Biblia.
“Dado que sobreviven pocos manuscritos de los primeros siglos, todas las piezas son bienvenidas para reconstruir el rompecabezas de la historia del texto”, celebró Hugh Houghton, del Departamento de Teología y Religión de la Universidad de Birmingham.
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