La etapa de la adolescencia es muy difícil, no solo para los chicos, que están atravesando por un cambio hormonal importante en su físico, en su manera de sentir y pensar, sino para sus progenitores, quienes muchas veces no saben cómo tratarlos, especialmente en esta época de aislamiento social que ha afectado a todos, debido al coronairus.
El COVID-19 no solo ha infectado y matado a millones en todo el mundo, sino que además ha trastornado el comportamiento social y familiar, especialmente para los infantes y adolescentes, quienes muchas veces no entienden o no alcanzan a captar la magnitud del problema.
Pero ante todo hay que mantener la calma. Épocas como la actual, requieren de mayor serenidad, cabeza fría y mucho aguante, y si sirve de alivio, recuerda que no eres el único o la única que a veces puede sentir que el comportamiento de tu hijo adolescente te está llevando al borde de la locura.
Aunque suene a cliché: respira profundo, ten paciencia, especialmente en estos momentos y no te preocupes: es normal que a veces sintamos que al lidiar con un hijo adolescente pudiera llegar a parecer como si estuviéramos en una película donde nosotros somos los extraterrestres para ellos.
La adolescencia es una etapa muy difícil en el proceso del crecimiento y desarrollo de todos los seres humanos, y uno de los grandes problemas que en nada ayuda a llevar esa etapa de manera más tranquila, es que algunos papás se niegan a reconocer o recordar que ellos también pasaron por las mismas, equivocándose, sin intención, en la manera de proceder o guiar a sus hijos.
En este periodo de transición entre la niñez y la edad adulta se producen muchos cambios, no solamente físicos, sino psicológicos, hormonales y mentales, que hacen que nuestros niños reaccionen de una manera, a veces, muy extraña para nuestra mente de adulto, que olvidó la mente de “teenager”, a la cual ya no estábamos acostumbrados.
Un comportamiento que está preocupando bastante a los padres, y que muchos lo están identificando hasta ahora cuando están compartiendo todo el tiempo con sus hijos adolescente en medio del nuevo modo de vida en casa, es que muchos chicos no quieren salir de su habitación, situación que desarma a sus progenitores y terminan sin saber qué hacer. La situación es tan retadora que a veces pensamos que es más fácil correr el rally de Dakar en el Océano Atlántico que lidiar con eso.
Lo primero que hay que entender es que en esta etapa, los chicos necesitan identificar y reafirmar su identidad, por eso buscan su propio espacio que, literalmente y al no poder usar mucho espacios exteriores ni escuelas todavía, en este caso es su cuarto.
El cuarto se vuelve su lugar íntimo, donde se sienten libres, donde pueden explorar y crear, además de indagar sobre su propia sexualidad. También es el lugar que les brinda la oportunidad de relacionarse con sus grupos de iguales, a través de las nuevas tecnologías que los rodean y ahora más que nunca ya que no pueden hacerlo de forma presencial.
O por qué crees que cuando bajan a la cena muchos suelen mirar con cara de pocos amigos, y tras acabar de comer a mil, o no comer, (depende del chico) corren a su “cueva”. Allí en cambio, los oímos riendo a carcajadas o los más tímidos, murmurando en conversaciones que para ellos son más interesantes que oír a la abuela relatando sus días de juventud. Resultamos muchas veces aburridos para ellos, pero no lo tomes personal. Es normal.
Papás, no tienen que preocuparse tanto. Relájense un poco, porque, aunque no lo crean, este tipo de “aislamiento”, de la manada familiar, por momentos, por así llamarlo, es necesario para que los jóvenes se distingan psicológicamente de sus padres, encuentren la independencia que no tenían en su infancia, y sean autónomos.
Pero eso sí, siempre debemos estar junto a ellos, sin irrumpir su intimidad, sin llamar mucho la atención, pero estando presentes y que ellos reconozcan que estamos ahí en todo momento prestos a darles la mano. Debemos estar como el Sol, sobre la Luna, que así a veces no se vea, siempre está sobre una parte de la Tierra.
En esa etapa los cambios emocionales son muy fuertes, los adolescentes sufren altibajos que a veces nos desesperan. La mala noticia es que tal vez eso se intensifique en muchos, a partir del próximo mes cuando se reinicie el año escolar, y de nuevo, aquellos que no puedan tomar clases presenciales, dependiendo el estado y la ciudad, tengan que permanecer muchas horas sentados frente a su computador recibiendo sus clases virtuales.
Es verdad, en un momento están felices, son amables y sonrientes (si tenemos suerte) y al instante se tornan de mal humor, no nos determinan. Solo miran sus celulares y hasta se les olvida que estamos en casa con ellos. Pero… una vez más, respiren profundo. Traten de entenderlos, pónganse en sus zapatos.
Otros detalles que intranquilizan a los padres en la adolescencia de sus hijos, es que muchos se comunican muy poco, pero se debe aprovechar el tiempo que se comparte ahora con ellos, así que debemos encontrar la forma de comunicarnos y convivir, ya sea descubriendo sus gustos o sus pasatiempos. En el momento en que deseen hablar, traten de estar ahí para ellos, escúchenlos, dialoguen, no impongan ni discutan sus opiniones, respeten sus puntos de vista, y lleguen a un acuerdo. Evitemos la cantaleta, la pelea… como diría una amiga estadounidense: “don’t nag” (no caigas en la regañadera).
El mayor entretenimiento de los jóvenes en esta época tiene que ver con los celulares, las tablets, los computadores y todo lo que la onda tecnológica ofrece. Por tal motivo es necesario que los padres pongan (no impongan) un límite, para que ellos aprendan a distribuir su tiempo y adquirir responsabilidades… esta es una prueba de fuego y a veces arde Troya, pero hay que hacerlo.
Hay que buscar por ejemplo lograr que colaboren con los diferentes quehaceres del hogar, que sientan responsabilidades sociales y caseras, o realizar juegos o actividades creativas en familia. La clave es negociar, algo que además les enseña una herramienta importantísima que todos tenemos que usar a lo largo de nuestra vida adulta.
Padres, nadie tiene la cartilla de oro para poder lidiar con la adolescencia de nuestros hijos, y es claro que en medio de la pandemia del COVID-19 a veces queremos desfallecer, pero si ustedes se ponen en los pies de ellos, podrán empezar a ver un poquito la adolescencia, no como un monstruo. Es una etapa normal en el desarrollo de sus hijos, y aunque a veces piensen que van a enloquecer y que pareciera que ellos hablan en chino y nosotros en francés, no olviden brindarles siempre todo su apoyo con la mejor llave de todas: El Amor.