Han pasado ya más de tres años desde que el Papa Francisco visitó México entre el 12 y el 17 de febrero del 2016, y aunque los feligreses del país azteca estaban ilusionados con que el máximo prelado de la Iglesia los volviera a visitar en el 2021, acaba de darse a conocer que el jerarca no lo hará.
La noticia fue recibida con mucha tristeza entre los creyentes católicos, luego de que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) anunciara que el argentino no asistirá a las celebraciones del jubileo de los 500 años de evangelización, en 2021, como se pretendía.
Hacía tres semanas un grupo de obispos católicos viajó hasta el Vaticano a pedirle de manera personal a su Santidad que dentro de su agenda papal guardara un espacio en dos años para regresa a México y esta diligencia generó esperanzas de una eventual visita papal.
Pero este miércoles la Conferencia del Episcopado Mexicano hizo oficial la noticia y mencionó que Bergoglio declinó la invitación, no por algún reparo sino porque ya estuvo en el país.
“El sucesor de Pedro respondió que, aunque le encantaría nuevamente visitarnos, ya había venido al menos una vez, y había otros países que todavía no había visitado”, dijo la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a través de un comunicado.
A pesar de la negativa del Papa, los mexicanos no pierden las ilusiones de que luego del 2021 se realice una nueva visita.
Durante la visita que el Papa sostuvo a México en 2016, el prelado habló con los representantes del Episcopado de varios temas como buscar maneras para que los institutos religiosos prevengan delitos sexuales, la manera en que la Iglesia debe responder a las caravanas de migrantes, la búsqueda de espacios de paz y el apoyo a las juventudes.
“El Papa Francisco pidió no dejar de lado el trabajo pastoral con los jóvenes y caminar siempre en comunión con ellos, utilizando sus talentos, su lenguaje, su energía, y su fuerza para mejorar el mundo”, dijo la CEM.
Francisco durante su paso por México no solo tuvo mucha conexión con los feligreses, sino que confesó públicamente sentirse honrado por el amor con el que el pueblo lo acogió.
“Me he sentido acogido, recibido por el cariño, la esperanza de esta gran familia mexicana, gracias por abrirme las puertas de su vida”, dijo el Sumo Pontífice. “Gracias a México y a todos los mexicanos. Que el Señor y la Virgencita de Guadalupe nos acompañen siempre”.