Murió Fidel Castro y su muerte ha generado una gama de sentimientos encontrados en el mundo entero. Dictador para muchos, héroe para otros. Fidel Alejandro Castro Ruz, nació en Mayarí, Holguín, en 1926.
Lideró la revolución que derrocó a Fulgencio Batista en 1959 y desde entonces se mantuvo en el poder hasta que en el 2008, con una salud debilitada transfirió el mando a su hermano Raúl Castro, quien fuera su compañero de armas casi cinco décadas atrás.
Tras la caída del muro de Berlín en 1989, la subsidiada economía de la isla padeció una gravísima crisis; pese a ello, la Cuba castrista figuró entre los pocos regímenes comunistas que sobrevivieron al derrumbe de la URSS.
Nadie puede negar que esta figura controversial fue un líder que supo mantener su nombre en el tapete mundial por décadas, hazaña poco común, sobre todo en la arena política. No era de extrañar que muchos líderes mundiales se manifestaran tras su muerte.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump no expresó claramente su opinión sobre el mandatario. Se limitó a mencionar que había muerto.