En la Gran Semana, Jesús entregó su vida como sacrificio para salvar la humanidad del pecado, y no hay nada que podamos hacer para redimir nuestras culpas, más que aprovechar estos días para revivir esos momentos de padecimiento y crueldad del Imperio Romano.
Busquemos en las sagradas escrituras de la Biblia, aquellos textos que los evangelistas nos dejaron sobre la pasión, muerte y resurrección de Cristo, para que reflexionemos sobre la vida de ese gran maestro y de cómo nosotros podemos imitarlo para conducir las nuestras. Pensemos si estamos haciendo lo necesario para demostrarle nuestra fe y nuestra devoción, y sobre todo analicemos qué estamos haciendo para hacernos salvos y dignos de sentarnos a la diestra de su padre, después de que nos llegue la muerte.
A continuación, algunos pasajes bíblicos para vivirlos solos o en familia en esta Semana Santa 2022:
17 pasajes bíblicos para compartir esta Semana Santa
• Romanos 6:23 (La Biblia)
“La paga del pecado es muerte,
más la dádiva de Dios es vida eterna
en Cristo Jesús, nuestro Señor”.
• Juan 11:25-26
“Jesús dijo:
Yo soy la resurrección y la vida.
El que cree en mí vivirá, aunque muera;
y todo el que vive y cree en mí
no morirá jamás”.
• Salmos 55:12-14
“Porque no es un enemigo el que me reprocha, si así fuera, podría soportar, ni es uno que me odia el que se ha alzado contra mí, si así fuera, podría ocultarme de él; sino tú, que eres mi igual, mi compañero, mi íntimo amigo; nosotros que juntos teníamos dulce comunión, {que} con la multitud andábamos en la casa de Dios”.
• Salmos 57:4
“Mi alma está entre leones; tengo que acostarme entre los que vomitan fuego; los hijos de los hombres, cuyos dientes son lanzas y saetas, y cuya lengua es espada afilada”.
• Isaías 53:3-12
“Fue despreciado y desechado de los hombres, varón de dolores y experimentado en aflicción; y como uno de quien {los hombres} esconden el rostro, fue despreciado, y no le estimamos. Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, sobre El, y por sus heridas hemos sido sanados”.
• Isaías 53:5
“Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud”.
• Mateo 26:26-28
“Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: “Tomen, coman; esto es Mi cuerpo.” Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: “Beban todos de ella; porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.”
• 1 Pedro 3:18
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. En el cuerpo, sufrió la muerte; pero en el espíritu fue vivificado…”
• Hebreos 9:24-26
“Porque Cristo no entró en aquel santuario hecho por los hombres, que era solamente una figura del santuario verdadero, sino que entró en el cielo mismo, donde ahora se presenta delante de Dios para rogar en nuestro favor. Y no entró para ofrecerse en sacrificio muchas veces, como hace cada año todo sumo sacerdote, que entra en el santuario para ofrecer sangre ajena. Si ése fuera el caso, Cristo habría tenido que morir muchas veces desde la creación del mundo. Pero el hecho es que ahora, en el final de los tiempos, Cristo ha aparecido una sola vez y para siempre, ofreciéndose a sí mismo en sacrificio para quitar el pecado.”
• Mateo 27:46-50
“Cerca de las tres de la tarde, Jesús clamó a gran voz. Decía: Elí, Elí, ¿lema sabactani?, es decir, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Algunos de los que estaban allí, decían al oírlo: Está llamando a Elías. Al instante, uno de ellos corrió y tomó una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en una caña, le dio a beber. Los otros decían: Deja, veamos si Elías viene a librarlo. Pero Jesús, después de clamar nuevamente a gran voz, entregó el espíritu”.
• Lucas 24:1-7
“El domingo, muy temprano por la mañana, las mujeres fueron a la tumba, llevando las especias que habían preparado. 2 encontraron que la piedra de la entrada estaba corrida a un costado. Entonces entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban allí perplejas, de pronto aparecieron dos hombres vestidos con vestiduras resplandecientes. Las mujeres quedaron aterradas y se inclinaron rostro en tierra. Entonces los hombres preguntaron: ¿Por qué buscan entre los muertos a alguien que está vivo? ¡Él no está aquí! ¡Ha resucitado! Recuerden lo que les dijo en Galilea, que el Hijo del Hombre debía ser traicionado y entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y que resucitaría al tercer día.”
• Romanos 14:9
“Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.”
• Gálatas 2:20
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
• Colosenses 1:20-22
“…Y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz. En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos. Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte…”
• 1 Corintios 6:14
“Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.”
• 1 Juan 5:11-12
“Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”.
• Romanos 6:4
“… a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.”