El Barcelona sigue sin encontrar su mejor versión tras la reanudación de la competición. Partió como líder a 2 puntos del Real Madrid y ahora puede quedarse a 4 puntos de los blancos si los de Zidane ganan su partido contra el Getafe.
Ayer tocaba un rival siempre correoso como es el Atlético de Madrid, quien busca confirmar la tercera posición en la Liga Española para no tener problemas para entrar en la Champions League de la temporada que viene.
Lo cierto es que seguramente fue uno de los mejores partidos de los azulgranas tras la vuelta de la competición, pero la sensación es que este Barcelona no da para más. El equipo no tiene ni la fuerza ni la calidad para imponerse sin complicaciones a los rivales de la parte alta de la tabla.
Quique Setién fue atrevido en su alineación. Después de la buena actuación de Riqui Puig en Vigo, lo alineó como titular. El Barcelona dejó el 4-3-3 y pasó al 4-4-2, con Messi y Luis Suárez como referencias en punta. Ansu Fati y Griezmann se quedaban en el banquillo.
Alta intensidad en el inicio de partido
El encuentro se disputó a un ritmo elevado, con poco control del medio del campo y ocasiones constantes para los dos equipos. El que marcaría la diferencia volvería a ser (¿quién si no?) Leo Messi. En el minuto 12, sacó un córner al palo corto con muy mala intención, el balón se coló entre las piernas de Diego Costa, despistó a Oblak y acabó entrando en la portería.
Pero los colchoneros reaccionaban rápidamente. Tan solo 5 minutos después, en el 17, Ferreira Carrasco (el mejor del Atlético ayer) se iba en velocidad de Piqué, recortaba ante Vidal y este se precipitaba y cometía un claro penalti sobre el belga. Diego Costa era el encargado de lanzar la pena máxima. Ter Stegen le adivinó la intención y paró el penal. Sin embargo, desde el VAR consideraron que el meta estaba algunos centímetros más adelantado de la línea de gol y había que repetir el penal. Decisión controvertida. Legal, pero controvertida, ya que esto sucede en un gran número de penales. En esta ocasión, Saúl Ñíguez tomaba la responsabilidad y no fallaba.
Lo intentó más el Barcelona en el tramo final de la primera parte, sobre todo a través de Messi, que se entendió especialmente bien con Riqui Puig y Semedo, pero no se pudo batir a Oblak.
Segunda parte frenética con un Barça que quiso y no pudo
Salió con fuerza el conjunto de Quique Setién en la segunda mitad. En el 48, una buena acción individual de Semedo terminaba en penalti de Felipe. Contacto muy justo, pero existió. Messi tenía la oportunidad de anotar por fin el gol número 700 de su carrera… y no falló. De panenka, bien suave, engañando a Oblak.
Como en el primer tiempo, casi sin tiempo para lamentarse, el Atlético volvió a encontrar recompensa de penalti. Esta vez fue Semedo quien fortuitamente tocó a Ferreira Carrasco. El árbitro Hernández Hernández ni tan siquiera consultó el VAR y señaló pena máxima. De nuevo, Saúl Ñíguez no fallaba, aunque esta vez Ter Stegen casi evita el gol.
El empate a 2 subía al marcador. Con 30 minutos por delante, lo intentó más el Barcelona, quien tuvo dos ocasiones claras de Arturo Vidal, que no vieron portería por poco. Setién movió el banquillo muy tarde e hizo entrar a Ansu Fati en el 83 y a Griezmann en el 89. Por su parte, Luis Suárez, pese a jugar un partido nefasto, jugó los 90 minutos.
Si el Real Madrid gana mañana ante el Getafe, se situará a 4 puntos del Barcelona y prácticamente tendrá la Liga Española en su bolsillo. Los azulgranas han malbaratado sus opciones en tan solo seis jornadas.
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