Hallan en veneno de serpiente sustancia que podría impedir la reproducción del COVID

Una serpiente Golden Lancehead altamente venenosa se ve en el Instituto Butantan -que suministra al Ministerio de Salud, con el veneno de muchas serpientes para su distribución en todo el país- en Sao Paulo, Brasil, el 12 de noviembre de 2019.

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Una serpiente Golden Lancehead altamente venenosa se ve en el Instituto Butantan -que suministra al Ministerio de Salud, con el veneno de muchas serpientes para su distribución en todo el país- en Sao Paulo, Brasil, el 12 de noviembre de 2019.

Durante la semana, fuentes científicas de Brasil, informaron del hallazgo de una sustancia presente en el veneno de las serpientes de la especie yararacusú, capaz de impedir la reproducción del virus del Sars-Cov-2 que transmite la infección del COVID-19 en los organismos.

Según La Voz, Investigadores de la Universidad Estatal Paulista (UNESP), identificaron en el veneno de esta serpiente que habita en regiones selváticas del oeste, sudeste y sur de Brasil, pero también en Bolivia, Paraguay y el nordeste de Argentina, una molécula capaz de inhibir en un 75% la capacidad del virus SARS-CoV-2, de multiplicarse en un cultivo de laboratorio de células pertenecientes a la especie del mono.

Los resultados de la investigación fueron dados a conocer mediante una publicación digital de la Revista Científica Molecules, el pasado 12 de agosto, en la que el profesor Eduardo Maffud, del Instituto de Química de la Unesp y Coordinador del estudio dijo a noticias EFE: “Estos resultados permiten pensar en la posibilidad de desarrollar medicinas para tratar el coronavirus”.

De hecho, el autor de la investigación estableció que anteriormente se habían identificado las propiedades antibacterianas de las moléculas presentes en el veneno de la yararacusú, por lo que decidieron probar si la molécula también tenía efectos combativos contra el virus del SARS-CoV-2.

“Felizmente obtuvimos un resultado interesante con una de las sustancias. Identificamos una que no es tóxica para las células y que inhibe la reproducción del virus”, expresó el profesor Maffud.

Ahora, tras este descubrimiento, lo siguiente que la comunidad científica espera determinar, es la cantidad de dosis correcta de la sustancia en la elaboración de un fármaco de uso humano, el cual para ser de carácter seguro y de suministro correcto, debe pasar primero por pruebas de laboratorio, y de comportamiento y eficacia sobre especies de animales.

“Al realizar la identificación, se podría dar paso al inicio de pruebas no sólo en laboratorio sino también con animales para determinar su eficacia y así desarrollar un tratamiento”, señaló Maffud. “Si los resultados son positivos podremos pensar en el desarrollo de un tratamiento”, añadió.

De esta manera, el hallazgo de este péptido abre la posibilidad de un tratamiento médico basado en un fármaco de principio activo en este, y con el que se espera ayude a desacelerar el replique de las células infecciosas del coronavirus, y permita que el sistema inmunológico del cuerpo humano tenga tiempo para desarrollar anticuerpos contra la enfermedad, informó RTVE.

La “Yararacusu”

La Yararacusú (Bothrops jararacussu) es una especie de serpiente venenosa del género Bothrops que tiene su hábitat en regiones selváticas de ambientes tropicales y subtropicales mesófilos (20 a 25 grados de temperatura) como los de Suramérica.

Este reptil que puede medir de uno a dos metros tiene la habilidad de nadar, por lo que es fácil de encontrarse en selvas húmedas a orillas de los ríos y de lagunas. Siendo de temperamento agresivo, hasta con individuos de su misma especie, su gran fuerza y tamaño sumado a la cantidad de veneno que puede inocular con sus colmillos hace de ella uno de los vipéridos más peligrosos de Sud América, y especialmente en el Brasil, donde es el causante más común de envenenamientos por mordedura de serpiente.

De hecho, su veneno presenta gran capacidad mortífera por las complicaciones en las que degenera su mordedura. Necrosis, fallas renales o edemas cerebrales pueden conducir a la muerte.

Severidad del Covid-19, asociada a veneno de Cascabel

De otro lado, de acuerdo con La nación, Investigadores de la Universidad de Arizona, en colaboración con la Universidad de Stony Brook y la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest, en Estados Unidos, analizaron muestras de sangre de dos cohortes de pacientes con Covid-19 y descubrieron que la circulación de la enzima –la fosfolipasa A2 secretada del grupo IIA, o sPLA2-IIA– puede ser el factor más importante para predecir qué pacientes con Covid-19 grave acaban sucumbiendo al virus.

Precisaron los investigadores de la Universidad de Arizona, la sPLA2-IIA, que tiene similitudes con una enzima activa en el veneno de la serpiente de cascabel, se encuentra en bajas concentraciones en individuos sanos y se sabe desde hace tiempo que desempeña un papel crítico en la defensa contra las infecciones bacterianas, destruyendo las membranas celulares microbianas.

Cuando la enzima activada circula en niveles elevados, tiene la capacidad de “destrozar” las membranas de los órganos vitales, señala Floyd (Ski) Chilton, autor principal del artículo y director de la Iniciativa de Nutrición de Precisión y Bienestar de la UArizona, ubicada en la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida de la universidad.

“Es una curva en forma de campana de resistencia a la enfermedad frente a la tolerancia del huésped -apunta Chilton-. En otras palabras, esta enzima intenta matar el virus, pero en un momento determinado se libera en cantidades tan elevadas que las cosas van en una dirección realmente mala, destruyendo las membranas celulares del paciente y contribuyendo así a la insuficiencia de múltiples órganos y a la muerte”.

Igualmente, entre las conclusiones que dieron los investigadores del trabajo publicado en Journal of Clinical Investigación, estos observaron como “los pacientes con COVID-19 fallecidos tenían niveles más altos de sPLA2 del Grupo IIA (sPLA2-IIA) circulante y catalíticamente activo, con un valor medio 9,6 veces mayor que los pacientes leves y 5,0 veces mayor que los supervivientes de COVID-19 grave. Los niveles elevados de sPLA2-IIA fueron paralelos a varios índices de gravedad de la enfermedad COVID-19, como disfunción renal, hipoxia, disfunción multiorgánica”.

”Muchos de los pacientes que murieron tenían algunos de los niveles más altos de esta enzima de los que se tiene constancia”, afirma Chilton, que lleva más de tres décadas estudiando la enzima.

Clinton explicó, además, que La proteína “comparte una alta homología de secuencia con la enzima activa en el veneno de la serpiente de cascabel y, como el veneno que recorre el cuerpo, tiene la capacidad de unirse a los receptores en las uniones neuromusculares y potencialmente deshabilitar la función de estos músculos”.

Por último, se dio a conocer que un grupo de investigación ahora pone en estudio del porque personas que salieron de un cuadro epidemiológico de Covid 19, siguen presentando síntomas de lo que se conoce como COVID prolongado. Afirman los profesionales, que existe la posibilidad de que la molécula encontrada en el veneno del cascabel y que se halla en los humanos, de permanecer en índices altos y de manera activa en pacientes recuperados de la enfermedad, puede ser la respuesta a los cuadros post infección persistentes en el tiempo, y los cuales ellos no han podido dar explicación.

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