
Este domingo 20 de abril de 2025 es la celebración del Día de Pascua del Señor y con ella llega a su fin la Semana Santa y el Triduo Pascual.
Con la fiesta de la Pascua, la más importante para los católicos, se festeja que tras tres días de muerto Jesús, el resucito para liberar a su pueblo, y para darle la fe y esperanza de “que hay vida después de la muerte”.
El significado de la Pascua de Resurrección
La Pascua cristiana es la reinterpretación del Pesaj o Pascua Judía, por la cual el pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud egipcia, así como la humanidad fue liberada del pecado a través de la muerte y resurrección de Jesús.
Jesús le dio un significado a la Pascua Judía, cuando en el jueves santo durante su celebración tradicional con sus discípulos (la última cena), ofreció en vez del cordero de Dios como sacrificio, su propio cuerpo y sangre convertidos en pan y en vino, alimento sagrado para que todo aquel que lo tomara fuera libre del pecado, la muerte y para sellar así el pacto de la “Alianza nueva y eterna” con Dios.
Finalmente y de acuerdo con diosconsentido.com, esa alianza nueva y eterna que Dios establece con la humanidad, mediante el sacrificio de Jesucristo, genera una profunda revolución de los valores y estilos de vida, porque reinventa nuestras relaciones con los demás, con la naturaleza y con Dios.
“La antigua alianza estaba escrita en piedra, y en ella la Ley ocupaba el lugar central; la nueva alianza estará grabada en los corazones, tendrá como eje el amor a Dios y a los hermanos, y exigirá una profunda conversión interior”.
Romanos 6,5-11:
“Porque si hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado. Pues el que está muerto, queda librado del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él, sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él. Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; más su vida, es un vivir para Dios. Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús”.
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