Lluvia de Meteoros Leónidas 2016: ¿Cuándo los puedes ver?

En la foto de 2009 se ve un meteorito Leonidas, el resplandor y el despertar como componentes distintos. Crédito: La Nasa

Esta semana se producirá una lluvia de estrellas leónidas, siendo uno de los fenómenos astronómicos más fascinantes que se pueda contemplar en el espacio. En este sentido, las Leónidas son una lluvia que varía de un año a otro, cuando precisamente el cometa Tempel-Tuttle pasa por el perihelio, punto más cercano de la órbita de un cuerpo celeste alrededor del Sol.

Aunque éste es un fenómeno que se produce  cada año, el último estallido intenso de esta lluvia de estrellas se produjo en 1966 cuando los observadores en todo el suroeste de Estados Unidos reportaron una media de 144.000 meteoros por hora, dice la Nasa.

Las Leónidas, como su nombre indica, tienen su radiante en la constelación de Leo. Están originadas por el Tempel-Tuttle, un cometa de 33 años de periodo que posee un núcleo de unos 2 kilómetros de tamaño. Son meteoros muy brillantes y extremadamente rápidos pues alcanzan velocidades de unos 250.000 kilómetros por hora. La de las Leónidas es una lluvia que varía mucho de un año a otro. Resulta particularmente activa en los años en que el cometa Tempel-Tuttle pasa cerca del Sol (por el perihelio). Las Leónidas se pueden convertir en una auténtica tormenta de meteoros, según lo explica La International Meteor Organization (IMO)

Hace exactamente 50 años, en 1966, se contabilizaron más de 100.000 meteoros por hora. Por el momento, en este año 2016 se prevén unas decenas de meteoros por hora como máximo.

La mayor actividad tendrá lugar en la noche del 17 al 18 de noviembre, una noche en que la luna estará aún muy brillante, pues el plenilunio ha sido el día 14. Convendrá prolongar la observación al principio de las noches del fin de semana del 18 al 20, según la luna vaya levantándose más tarde y vaya perdiendo brillo. Para la observación de las Leónidas basta con situarse en un paraje oscuro, protegido de la contaminación lumínica, y no limitarse a la constelación de Leo, sino vigilar la mayor parte posible de la bóveda celeste.

Habrá que esperar al próximo paso del perihelio del Tempel-Tuttle, en el año 2031, para ver otra gran tormenta de ese estilo.