Getty l Papa Francisco dirige una misa el segundo domingo de Pascua el 8 de abril de 2018 en la plaza de San Pedro en el Vaticano.
Este 2022, la Fiesta de la Pascua, o Domingo de Resurrección, la fiesta más importante para los católicos, celebrará este gran acontecimiento de fé el próximo 17 de abril, después de vivir la solemnidad del Triduo Pascual de la Semana Santa.
Con la fiesta pascual, y el regreso de Jesús de entre los muertos, Dios les concede a los fieles cristianos la esperanza de una nueva vida a través de la resurrección.
El día de Pascuas es el domingo 17 de abril
Es de indicar que esta conmemoración no tiene una fecha fija de celebración, y cada año varía de acuerdo con el calendario del año litúrgico, que se rige por los ciclos lunares, aconteciendo para los países del hemisferio norte, luego de la primera luna llena justo después de iniciarse la primavera y para los países del hemisferio sur, después del otoño. De esta manera, la Pascua puede celebrarse entre los días 22 de marzo y 25 de abril de cada año.
El Domingo de Gloria o Domingo Santo, como también se le conoce, da inicio a un periodo de 50 días que la iglesia llama Tiempo de Pascua y que concluye con la Solemnidad del día de Pentecostés, el domingo 5 de junio.
Origen de la pascua en las sagradas escrituras de la Biblia
Pascua Judía: Según este libro del antiguo testamento, el día de Pascua es una celebración del pueblo judío en el que conmemoran el tiempo en que Dios libero al pueblo israelí del sometimiento de los egipcios. El pasaje hace mención de la tierra prometida.
La celebración coincidió en el mes hebraico (Nissan) que corresponde a los últimos días de los meses de marzo y abril, cuando comenzaba la estación de la primavera, y el libro del Éxodo 12:1-14, lo explica así:
En la tierra de Egipto el Señor habló a Moisés y a Aarón y les dijo: “Este mes será para ustedes el principio de los meses. Será el primer mes del año para ustedes. Hablen a toda la congregación de Israel y digan: ‘El día diez de este mes cada uno tomará para sí un cordero, según sus casas paternas; un cordero para cada casa. Pero si la casa es muy pequeña para un cordero, entonces él y el vecino más cercano a su casa tomarán uno según el número de personas. Conforme a lo que cada persona coma, dividirán ustedes el cordero.
El cordero será un macho sin defecto, de un año. Lo apartarán de entre las ovejas o de entre las cabras. Y lo guardarán hasta el día catorce del mismo mes. Entonces toda la asamblea de la congregación de Israel lo matará al anochecer. Ellos tomarán parte de la sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas donde lo coman.
Comerán la carne esa misma noche, asada al fuego, y la comerán con pan sin levadura y con hierbas amargas. Ustedes no comerán nada de él crudo ni hervido en agua, sino asado al fuego, tanto su cabeza como sus patas y sus entrañas. No dejarán nada de él para la mañana, sino que lo que quede de él para la mañana lo quemarán en el fuego. De esta manera lo comerán: ceñidas sus cinturas, las sandalias en sus pies y el cayado en su mano, lo comerán apresuradamente. Es la Pascua del Señor.
Porque esa noche pasaré por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, tanto de hombre como de animal. Ejecutaré juicios contra todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor. La sangre les será a ustedes por señal en las casas donde estén. Cuando Yo vea la sangre pasaré de largo, y ninguna plaga vendrá sobre ustedes para destruirlos cuando Yo hiera la tierra de Egipto. Y este día será memorable para ustedes y lo celebrarán como fiesta al Señor. Lo celebrarán por todas sus generaciones como ordenanza perpetua”.
La pascua de Jesús: ¡Dios anhela darnos la gloriosa comunión de su presencia! Ahora bien, de acuerdo con Coalicion, en el Nuevo Testamento los pasajes asociados a la celebración de la pascua se encuentran en los evangelios (Mt. 26:17-19; Mr. 1412–25; Lc. 22:7–23; y Jn. 13:21–30). Este medio aduce que la pascua judía fue celebrada, consumada, y redefinida por nuestro precioso Salvador. Él utilizó esta, la más importante de las fiestas judías, como el punto de partida para la institución de la Cena del Señor y la inauguración del Nuevo Pacto.
Cuando llegó la hora, Jesús se sentó a la mesa, y con el, los apóstoles, y les dijo: “Intensamente he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer; porque les digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios.”
Y tomando una copa, después de haber dado gracias, dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes; porque les digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.”
Y tomando el pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: “Esto es Mi cuerpo que por ustedes es dado; hagan esto en memoria de Mí.” De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre, que es derramada por ustedes.
La pascua cristiana: La pascua cristiana no solo celebra la vida de Jesús, si no el regreso a la vida después de la muerte del hijo de Dios.
Podemos celebrar gozosos la muerte de nuestro Mesías, porque proclamamos su resurrección. ¡Él ha resucitado! ¡Él está a la diestra del Padre! ¡Él vendrá otra vez! ¡Él nos llevará consigo para gozar junto a Él para siempre! La cruz consuma la expiación, pero no es el fin de la salvación. El fin de la salvación está en la resurrección corporal de Cristo y de cada uno de sus hijos.
Actualmente en el Domingo de Pascua, las iglesias católicas de todo el mundo celebran este acontecimiento de fe con una homilía en la que un cirio pascual es encendido como representación de la reaparición del señor después de su muerte, y como analogía de la liberación alcanzada luego de vencer el pecado y la muerte.
Según Religiones Del Mundo, para la fe cristiana, el renacimiento es la esperanza, si Jesús revivió, se tiene la esperanza de que estaremos en el mismo camino cuando se nos llame a la muerte, desde luego siempre que hayamos llevado una vida de fidelidad a nuestra fe.
Gozar de Dios en una nueva vida, así como ser eternos es la promesa, por eso no importa el sufrimiento que se viva aquí en la tierra, pues con la resurrección, éste, adquiere sentido.